martes, 23 de diciembre de 2008

LA PERICORONARITIS: QUE ES Y COMO SE TRATA


La pericoronaritis es un proceso infeccioso agudo que se observa en pacientes jóvenes, entre la segunda y la tercera décadas de la vida por erupción de cualquier diente, fundamentalmente en los terceros molares. Ocasionalmente puede aparecer en otras épocas de la vida.
Los accidentes por erupción de los terceros molares eran ya conocidos en la antigüedad. Hemard, en su libro que tituló La verdadera anatomía de los dientes en el año 1580, relataba las particularidades de la erupción de los terceros molares en la edad de la prudencia y la discreción. Posteriormente, a la erupción de la pieza dentaria se hizo responsable de inflamaciones mucosas y óseas; en el siglo xix se insistió sobre uno de los caracteres que le daban importancia clínica: la falta de espacio; otros autores consideraban ya el hecho de la infección. Por último, el concepto de la infección pericoronaria, ya en el siglo xx, de los trastornos de origen reflejo, completan esta entidad nosológica.
Las formas de manifestación clínica son muy variadas en función de los factores locales y generales ya analizados y del equilibrio entre el sistema defensivo orgánico y la actividad bacteriana.
Teniendo en cuenta el desarrollo filogenético de la especie humana, la raza blanca cuenta con mayor porcentaje de dientes retenidos que la raza negra, ya que en esta última, el desarrollo y dimensiones de los maxilares son mayores. Se plantea un hecho establecido en genética que en realidad se hace ley. Un individuo puede heredar los maxilares pequeños de un progenitor y los dientes grandes de otros, o al revés.1,2
Ries Centeno considera un ligero predominio en la mujer con respecto al hombre; Wirth da un porcentaje del 48,4 % para el sexo femenino y el 51,5 % para el masculino.3
La edad de inicio para los fenómenos patológicos es muy variada y tiene unos límites muy amplios; así, Ries Centeno considera como límites los 18 y 28 años, aunque cita casos de 15 años y ancianos hasta de 82 años.3
Para Wirth, el mayor porcentaje se encuentra entre los 21 y 25 años (53 %), seguido de 15 a 20 años (17,2 %), y entre los 26 y 30 años el 16,3 %.1,4
La infección pericoronaria en la infancia se asocia con la erupción de los dientes, cuando el tejido supradental que comprende la porción superior del folículo y del mucoperiostio que lo recubre puede inflamarse y producir un absceso fluctuante. Ocasionalmente los abscesos pueden transformarse en celulitis y provocar no solo reacciones locales, sino también sistémicas que se asocian con fiebre. Pueden producirse casos similares en cualquier momento durante la erupción de los dientes permanentes.
El tipo de infección pericoronaria menos frecuente encontrada se produce en la vida adulta en un reborde alveolar desdentado. Por alguna razón un diente no ha logrado erupcionar, se ha construido una prótesis para el paciente, sea debido a que la existencia del diente no erupcionado no se conocía o a la creencia de que éste podría mantenerse asintomático en el maxilar desdentado.
Generalmente se cree que la causa de la infección aguda que se asocia con tales dientes es el resultado de la presión de la prótesis durante un período de años. Al comienzo del uso de la prótesis por parte del paciente, estos dientes retenidos están seguramente a una distancia suficiente de la superficie como para no ser afectados por las presiones de la prótesis. Sin embargo, al pasar el tiempo, con la reabsorción resultante del reborde, el hueso y los tejidos blandos que están entre la prótesis y el diente retenido se ven sometidos finalmente a las influencias inflamatorias de la presión y el movimiento de la prótesis.6,7
En nuestro medio la incidencia de la pericoronaritis es más frecuente en la década de los 20 a los 30 años de edad.8 Por todas estas razones nos hemos motivado a realizar una revisión más extensa acerca de los criterios más actuales que existen sobre pericoronaritis, tanto en Cuba como en el mundo.
Tratamiento
Los principios en el tratamiento de las pericoronaritis que se instauraron desde los orígenes de la humanidad fueron la utilización de piedras, lancetas de madera, etc.; para su drenaje, siguen aún vigentes en la actualidad, solo que la técnica ha mejorado.
No se estableció definitivamente la relación causal hasta la actual centuria, y a pesar de los avances científico-técnicos, los problemas infecciosos odontogénicos permanecen como el mayor problema de la práctica odontológica.
Los pilares básicos a considerar en el tratamiento de las infecciones odontógenas se concretran en:
Uso de antimicrobianos.
El tratamiento quirúrgico.
Los objetivos a conseguir con el tratamiento consisten en:
Reestablecer la salud del paciente.
Evitar la aparición de secuelas y complicaciones.1,8,9,16,21,24,38
Terapéutica antibiótica
La era antibiótica comenzó cuando Fleming, en 1929, descubrió la penicilina (“droga milagrosa”). La mayoría de las infecciones odontógenas están causadas por microorganismos sensibles a la penicilina.
Antes de la era antibiótica, el germen causal era habitualmente el estreptococo.

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